En una profunda crisis económica se encuentran un grupo de productores de curubas, manzanas y peras en los municipios de Tibaná, Nuevo Colón y Jenesano (Boyacá), luego de que a lo largo de las últimas denunciaran que las plazas de mercado locales y regionales hayan tomado la decisión de pagar menos por estos productos y por tal motivo ven con mejores ojos donarlos a las personas que más los necesiten en medio de la cuarentena.
Según indican voceros de estos grupos campesinos, las canastillas de sus frutos pasaron de costar entre 25 y 30 mil pesos a 5 mil en centrales como Corabastos y algunas a nivel departamental.
Francisco Salamanca, uno de los afectados, sostuvo que junto con sus compañeros también se ven obligados a desechar varios kilos de estos productos porque se pierden en el mercado, debido a que no pueden pagar la mano de obra para llevar los insumos a distintos puntos comerciales.
“Hemos hablado con el Comandante de la Estación de Policía y los alcaldes de los municipios aledaños, para hacer entrega de las frutas antes de que se dañen y tengamos que botarlas”, agregó Salamanca.
Otra limitación que señalan los campesinos es que debido a las restricciones de movilidad que están consignados en los decretos nacionales de aislamiento obligatorio, las ayudas por parte del Gobierno no han llegado a su territorio y tampoco han podido llegar a los mercados donde habitualmente vendían sus productos.
«Se nos está perdiendo la cosecha de un año, porque el cultivo dura tres meses y el proceso para volver a sacar la misma cantidad de cultivos dura un año más», afirmaron voceros desde Tibaná.
De momento no hay pronunciamiento por parte de las autoridades locales en torno a estos temas y se teme que, tentativamente, más de 1.000 familias están siendo afectadas por esta situación.
El Espectador.