Grupos al margen de la ley se han tomado los municipios y han amedrentado contra la población urbana y rural.
Villamil Torres, coordinador en región, resume la cruda realidad que enfrentan sus habitantes en estas palabras: “En el departamento de Arauca está complicado el tema; hay presencia de todas las guerrillas y están en guerra entre ellos”.
La presencia de grupos guerrilleros, como el ELN y disidencias de las FARC, convierte a Arauca en un escenario de constantes enfrentamientos. Las calles se tornas peligrosas y los ciudadanos viven en un estado de constante zozobra. No hay distinción entre el día y la noche cuando se trata de la violencia que azota la región.
Torres asegura que “en Casanare ya hay municipios contiguos con el departamento de Arauca en donde el Ejército Nacional sostiene enfrentamientos con las disidencias de las FARC, experimentando una escalada de violencia porque agrega un nuevo frente de conflicto a la región”.
La falta de control por parte de las autoridades es evidente. En Arauca, las fuerzas del orden luchan por contener la violencia, pero las guerrillas parecen estar un paso adelante. La población urbana y rural se siente desamparada, con pocas opciones para protegerse de los embates de la guerra.
El panorama en Casanare no es más alentador. Aunque se están llevando a cabo operaciones militares para contrarrestar la presencia guerrillera, el control total de la situación aún parece estar lejos de alcanzarse. Las guerrillas mantienen una fuerte influencia en la zona, sembrando el temor y la incertidumbre entre los habitantes.
Torres afirma que en “Arauca no es mucho lo que las autoridades puedan hacer. En Casanare aún no hay control total de las guerrillas”.
Es imperativo que las autoridades tomen medidas efectivas para abordar esta crisis. La protección de la población debe ser una prioridad absoluta. Se necesitan estrategias integrales que aborden tanto las causas como las consecuencias de la violencia, involucrando a la comunidad en la búsqueda de soluciones.
Se ha conocido que alias ‘Pescado’, líder del frente 10 de las disidencias de las FARC, ha amenazado gravemente a líderes sociales de la región, aseverando que si no se soluciona el conflicto con el ELN, no tendrá compasión con nadie.
La situación en Arauca es un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrenta actualmente Colombia en su camino hacia el cambio y la estabilidad que propuso el presidente Gustavo Petro. El Gobierno debe tener un compromiso firme con la sociedad para poner fin a esta espiral de violencia que amenaza con sumir a la región y al país en un caos sin retorno.
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