El video publicado en febrero pasado, en el que alias Mayimbú se proclamaba amo y señor de las disidencias del Cauca y sus alrededores, fue su perdición. Con las imágenes en sus manos, los analistas de Inteligencia Militar dieron el primer paso a una cacería que terminó con la muerte del jefe disidente en la madrugada de este lunes, en la vereda Santa Bárbara, en Suárez, Cauca.
“Quiero informarle al país que gracias a la operación Jaguar de nuestro glorioso Ejército, en el municipio de Suárez, Cauca, fue neutralizado Leider Johany Noscue, alias ‘Mayimbú’, cabecilla de disidencias Farc y uno de los criminales más buscados de Colombia”, confirmó el presidente Iván Duque, horas después del asalto a la zona en la que dormía el narcodisidente.
Pero seguir a Leider Johany Noscue Bototo no fue una tarea fácil. Su militancia por 14 años en las antiguas Farc y el conocimiento de las montañas caucanas cuando hacía parte de su comunidad indígena (que lo expulsó cuando llegó al grupo ilegal), hicieron que en varias ocasiones los investigadores militares le perdieran el rastro.
Desde septiembre de 2019, días después de ordenar el asesinato de la candidata a la Alcaldía de Suárez (Cauca) Karina García, su madre y cuatro líderes sociales que la acompañaban a hacer campaña, alias Mayimbú se escondió en las profundidades de una manigua impenetrable, y desde allí empezó a liderar un ejército irregular de 1.800 hombres.
Le siguieron la pista
El afán de consolidar un imperio del narcotráfico, con cultivos y rutas para sacar la coca por el Litoral Pacífico colombiano, llevó a que “Mayimbú” diera el paso tan esperado por las autoridades que aguardaban un movimiento para volver a seguirle la pista.
En marzo, alias Mayimbú emprendió un viaje hacia el sur del Cauca. Salió desde la laguna de Santo Domingo, en Toribío, Cauca, y con la complicidad que le brindaban los cultivos de hoja de coca para esconderse como cualquier narco, llegó hasta el Naya, donde se reunió con sus hombres para coordinar las rutas y los impuestos que cobraría por permitir el paso de la cocaína al exterior.
“Controlaba el corredor de narcotráfico por el Cañón del Micay, con el fin de sacar la cocaína y marihuana del Cauca, pero principalmente se había convertido en el articulador de acciones criminales como el asesinato de líderes sociales y el asesinato de Karina García, candidata a la alcaldía de Suárez, en el Cauca”, expresó el ministro de Defensa, Diego Molano Aponte.
Con la información de estos desplazamientos, el Ejército dispuso de sus mejores hombres para que le siguieran la pista al escurridizo “Mayimbú”. Establecieron puntos de información y los hombres de Inteligencia Militar se hicieron pasar por compradores de coca que querían negociar.
“Se movían como él. Viajaban a caballo, algunas veces a pie y se intercambiaba al seguidor militar cada vez que ‘Mayimbú’ pasaba por una población. Así trazaron una ruta desde que el jefe de las disidencias intentó regresar a sus campamentos y zonas de resguardo”, explicó un analista militar a EL COLOMBIANO.
Para evitar ser interceptados, los militares usaron las mismas estrategias de comunicación que usan los grupos al margen de la ley en las montañas del Cauca: nunca se enviaron mensajes por radio, y cada fuente humana que llevó o trajo mensajes, lo hizo de manera encriptada para evitar el fenómeno del “teléfono roto y evitar la pérdida de información valiosa de sus movimientos”.
Los últimos pasos
El 17 de mayo pasado, los altos mandos militares recibieron una información que los llevó a planificar el operativo con el que dieron muerte a “Mayimbú”: el líder de las disidencias había regresado a Cauca. Llegó a bordo de una recua de mulas en la que transportaban víveres para sus tropas. En un discurso a los campesinos de la vereda Santa Bárbara, les hizo saber que pagaría una recompensa de $2.000 millones a quien matara al comandante de la III División del Ejército, el general John Jairo Rojas.
Esa fue su sentencia de muerte. Con esta información recibida de un campesino, los hombres de Inteligencia Militar supieron dónde dormía “Mayimbú”. A las 3:00 a.m., 150 militares rodearon la zona donde descansaba el cabecilla.
Al sentirse acorralado, intentó defenderse con su pistola enchapada en oro, pero sus balas no pudieron contrarrestar la del francotirador que le asestó el tiro certero en el pecho que acabó con su vida.
Fuente; El Colombiano
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