Una joven patrullera que hace parte de un grupo especial de inteligencia antiterrorista de la Dijin de la Policía fue encargada por sus jefes de infiltrarse dentro de la organización de alias Cherry, uno de los hombres cercanos a alias Chiquito Malo, cabecilla del Clan del Golfo.
En enero, llegó hasta el pequeño municipio de Apartado, Antioquia, para caracterizarse como vendedora de un negocio de ropa en el pequeño municipio. Con paciencia, fue identificando los movimientos de los hombres de Chiquito Malo, no solo los relacionados con el manejo de las rutas del narcotráfico en la zona, sino, en especial, los del llamado ‘plan pistola’, que ha causado la muerte de varios policías en las últimas semanas.
Por sus conocimientos de inteligencia, pudo acercarse a su objetivo. Sus encantos físicos llamaron la atención de uno de los integrantes de la organización. Mordido el anzuelo, el delincuente se enamoró de ella.
Tras lograr parte de su objetivo, informó a sus jefes en Bogotá, que le dieron luz verde para continuar con su misión y le informaron que algunos de sus compañeros estarían cerca en caso de que estuviera en peligro.
Transcurrieron varios meses, antes de que se ganara la total confianza de su novio, quien poco a poco comenzó a hablarle sobre lo que hacía, sobre los modos de actuar de sus compañeros y sobre cómo debía cumplir las órdenes de Cherry. Mientras tanto, también se fue dando cuenta de los gustos cotidianos de la organización.
“Era una estructura muy indisciplinada. Permanentemente estaban en fiestas con trabajadoras sexuales, había mucho consumo de estupefacientes. También supe que ellos les robaban a sus mandos las ganancias de sus actividades criminales. Por eso tenían dinero para comprar ropa, licores y joyas”, comentó la uniformada.
Durante las fiestas, la patrullera grababa las reuniones e identificaba a los integrantes de la organización criminal. La información era analizada por otro grupo de investigadores, que confirmaba la identidad de cada uno, incluido Cherry.
“Mi misión era conocer su rutina, en especial cómo coordinaba a los jóvenes, que reclutaban como campaneros para asesinar a los policías”, añadió la uniformada.
Los datos recolectados permitieron ubicar dos fincas que servían de centro de operaciones a la estructura del clan. Allí guardaban las armas y realizaban los pagos a los integrantes de la organización.
“En ese sitio recibían las órdenes para actuar en Urabá y para reclutar a los jóvenes que tenían intenciones de ingresar al Clan del Golfo”.
La captura
Luego de varios meses de seguir a su blanco, la agente fue informada de la operación para capturarlo. El día establecido fue la noche del sábado 23 de julio, luego de una fiesta en una discoteca.
“Tuve conocimiento de la existencia de una fiesta, que se realizó en el municipio de Chigorodó en una discoteca, lo cual me permitió acercarme y llegar a hablar con Cherry, halagándole su forma de vestir” –comentó–. Tuve emociones encontradas, porque estaba muy cerca del objetivo pero no podía capturarlo. Me daba muchísima rabia tenerlo justo a mi lado y no poder judicializarlo”.
Luego de la fiesta, los integrantes de la organización se fueron a la finca, en las afueras de Apartado, hasta donde llegaron en la madrugada del domingo integrantes de la Dijin y las fuerzas especiales de la Policía para realizar la operación, que tuvo como resultado la muerte de alias Cherry y otros cuatro integrantes de la organización criminal.
Hoy la patrullera disfruta de unos días de descanso junto con su familia, a la que no veía hacía varios meses, pero con el objetivo claro de regresar para seguir colaborando con la captura de los cabecillas del Clan del Golfo.
Fuente: Cambio Colombia
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