Guainía, Vichada y Guaviare son los más golpeados por los desbordamientos de los ríos.
Todos los municipios de los departamentos de Vichada, Guainía y Guaviare, tres de Arauca, cuatro de Casanare y 20 del Meta se han visto afectados por las inundaciones de los dos últimos meses, que a su vez han provocado continuos deslizamientos en la vía que une a Bogotá con Villavicencio y daños en otras carreteras de la región.
En los primeros cuatro, la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres(UNGRD) reportó este miércoles que había 11.000 familias damnificadas y señaló que ha atendido a 13.477 (63.458 personas) que han resultado directa o indirectamente afectadas por las lluvias.
En Guainía, que junto a Vichada son hoy por hoy los más golpeados, la Gobernación reporta 15.000 personas afectadas. El gobernador Javier Eliécer Zapata aseguró que sigue lloviendo y que la emergencia se agrava en el sector de la estrella fluvial de Oriente, donde desembocan los ríos Guaviare, Inírida y Atabapo, lo que da origen al Orinoco.
Explicó que hay más de 20 comunidades aborígenes que han sido evacuadas a un albergue temporal en Inírida y otros con familiares.
En Vichada, el panorama también es complejo. Allí hay unas 6.000 familias damnificadas y sus cuatro municipios (Puerto Carreño, Cumaribo, La Primavera y Santa Rosalía) se encuentran en calamidad pública. Según un funcionario, la Dirección Marítima informó que ya están cerca los 16 metros por encima de la cota del río Orinoco y que también se presentan afectaciones en las riberas del Meta y Bita.
En Guaviare, sus cuatro municipios ya fueron declarados en calamidad pública. No obstante, según el coordinador de la Unidad de Gestión de Riesgos, Francisco Cuéllar, los más afectados son San José, por los desbordamientos del Guaviare, y Miraflores, por los ríos Unilla y Vaupés. Cuéllar reporta 6.000 familias afectadas y que ya agotaron las ayudas.
En el Meta, la UNGRD registra unos 6.000 damnificados en 20 de los 29 municipios del departamento. El coordinador del organismo en el departamento, Reinaldo Romero, expresó que esos municipios se encuentran en calamidad pública y que en la última semana las crecientes del Guaviare, Meta y Manacacías afectaron a Mapiripán, Puerto Gaitán y Puerto López, en su orden. “En los últimos municipios afectados no hemos podido llegar con ayudas y estamos esperando la colaboración del Gobierno”, advirtió.
En Casanare se han reportado 1.800 familias damnificadas y los municipios de Orocué y Nunchía se declararon en calamidad pública, pero también hay otros afectados, como Paz de Ariporo y Maní, por los ríos Meta y Pauto, así como por vendavales y deslizamientos.
Y en Arauca se reportan 344 familias damnificadas de los municipios de Puerto Rondón y Cravo Norte, por los desbordamientos del río Casanare. El primero ya decretó en la calamidad pública y en el segundo se espera que suceda lo mismo en las próximas horas, de acuerdo con el coordinador de la UNGRD del departamento, Edwar Portillo. En la capital se presentó una emergencia el pasado 22 de junio, que dejó cerca de 3.000 damnificados por el desbordamiento del río Arauca, la cual ya se están superando.
A Sandra, que hace 12 años llegó al Guainía procedente de Cumaribo, Vichada, le tocó abandonar su casa en el asentamiento de Platanillal, cerca de Inírida. Allí vivía con sus dos hijos, de 9 y 16 años, y su esposo, y su hermana, también con dos pequeños (6 y 13 años) y esposo. Hace un mes el agua subió 70 centímetros y no volvió a bajar.
El agua nos sacó de la casa. Unos vecinos me dejaron arrimar. Estoy viviendo en un altico, ahí mismo en Platanillal
“El agua nos sacó de la casa. Unos vecinos me dejaron arrimar. Estoy viviendo en un altico, ahí mismo en Platanillal”, dice esta mujer que lamenta la pérdida de todo lo que tenía y dice que si el río no para de crecer tendrá que buscar otro lugar dónde vivir.
“El agua nos está corretiando, pero no tengo para donde irme, ni canoa para el trasteo; no tengo para el arriendo, ni plástico para taparme cuando llueve”, agrega, tras señalar que ya muchas personas abandonaron el sector.
El agua –dice– le dañó todas sus cosas y las colchonetas donde dormían. Pero además arrasó con las matas de plátano y yuca y con sus gallinas. “Somos dos familias y estamos muy mal”, dice la mujer que recuerda que recibió dos mercados, pero ya no hay nada para comer, pero sí tiene enfermos con diarrea y vómito a sus pequeños y ella tiene paludismo.
Esta indígena vivía de la pesca y de los cultivos de pancoger, pero ahora, sin pescado y sin cultivos, depende de lo que lleve la hija que trabaja en el hospital. “No hemos recibido mercados en la comunidad”, asegura, mientras dice con preocupación que no sabe qué hacer porque dos de sus hijos tienen gripa y fiebre.
Al menos un mes más de lluvias
Según Christian Euscátegui, jefe de pronósticos y alertas del Ideam, en Puerto Carreño, que queda sobre el río Orinoco, la cota de afectación está 1,6 metros por encima, mientras que en Inírida es de 3,5 metros. “Este comportamiento es relativamente normal para la época, lo anormal es que está muy por encima”.
Este comportamiento es relativamente normal para la época, lo anormal es que está muy por encima.
En Puerto Carreño, según el funcionario, el promedio de lluvias en el mes de julio es de 488 milímetros, pero ya está en 600, un 22 por ciento más, y en Inírida el promedio es de 509 y este año está en 540.
‘Queremos paliar la situación de damnificados’
¿Qué lo motivó a proponer el concierto?
El invierno tan madre que tenemos. No pretendo ser el redentor de todo esto, sé que el Gobierno está trabajando, pero hay mucha gente afectada. Si Dios nos dio talento y podemos poner un granito de arena para ayudar a la gente, por qué no lo hacemos.
¿Qué tipo de ayudas esperan?
En efectivo. Lo que quiero es que podamos atraer público para recaudar recursos que sirvan para paliar en algo la situación de los damnificados. Hay que coordinar con una empresa que tenga la logística.
¿Cómo han recibido la propuesta?
Hay buena vibra con esta convocatoria, esperamos que en próximos días se organice. Hasta ahora llevamos un día y medio con la idea. El compadre Wálter Silva ya me dijo que sí y muchos otros artistas del Llano se han unido a esta causa. Aún no se ha tomado una decisión sobre la sede y la fecha. Esto está creciendo.
NELSON ARDILA
CORRESPONSAL EL TIEMPO
VILLAVICENCIO