
Caloto, Cauca – El presidente Gustavo Petro reavivó la polémica con el expresidente Álvaro Uribe, esta vez con un tono que muchos califican de paternalista y, al mismo tiempo, profundamente irónico. Durante un evento en una comunidad indígena en Caloto, Cauca, el mandatario le deseó al expresidente, condenado por soborno y fraude procesal, que resuelva sus problemas con la Justicia para que «pueda dedicarse a cuidar a sus nietos».
Las palabras de Petro, que pretendían ser un gesto de magnanimidad, resonaron de inmediato como un dardo envenenado. Mientras el presidente invocaba el respeto por quienes están «sub iudice», también lanzó un comentario que ha sido ampliamente resaltado.
«Del árbol caído todos hacen leña»: La advertencia de Petro
En medio de su discurso, Petro recordó el refrán «del árbol caído todos hacen leña» para señalar que no se debe hacer eso con Uribe, de 73 años y líder del partido opositor Centro Democrático, porque «después se para y sale adelante».
Esta frase, que reconoce la resiliencia política del expresidente, contrasta con la aparente muestra de preocupación por su vida familiar. A continuación, el mandatario añadió: «A lo mejor, ojalá, que vaya a tener sus nietos y cuidarlos bien, tranquilo, porque la historia es un fluido y tiene que pasar». Una aparente muestra de afecto que, sin embargo, contrasta fuertemente con la historia reciente del mandatario con su propia descendencia.
La gente de inmediato se preguntó si Petro sería «amoroso con los nietos», o si también les dedicará las palabras que pronunció sobre su hijo, Nicolás Petro, en un momento de crisis por acusaciones de corrupción: «yo no los crié». Esta frase, que desató una tormenta de críticas y un debate nacional sobre la paternidad y la responsabilidad, parece haber sido olvidada por el presidente en su «consejo» a Uribe.
¿Infiltrados Uribistas en el Gobierno?
La curiosa muestra de «afecto» por la familia de Uribe se dio en un contexto no menos explosivo. Petro aprovechó su discurso para reiterar su teoría de la conspiración, según la cual su Gobierno está «infiltrado por gente que traiciona el programa por el cual votó el pueblo».
Según el mandatario, hay «muchísima gente dentro del Gobierno buscando cómo no se hacen las cosas porque ellos quieren que vuelva Uribe o el que diga Uribe», en clara referencia a una supuesta trama para bloquear su gestión y facilitar el regreso de la derecha al poder en 2026.
Este vínculo entre la supuesta ‘traición interna’ y la figura de Uribe refuerza la idea de que, lejos de ser un gesto de paz, el comentario sobre los nietos es una nueva jugada en la interminable confrontación política.
Al final, la gente se pregunta si la preocupación del presidente por los nietos de su principal opositor es genuina, o si es una nueva forma de polemizar en una arena política que, para el mandatario, parece estar llena de enemigos, incluso dentro de su propio Gobierno. La historia, como dijo Petro, es un fluido, y en Colombia, ese fluido siempre parece llevar de vuelta al mismo río de confrontación.