Desde el pasado fin de semana se anunciaron por parte de autoridades colombianas las muertes en Venezuela de ‘el Paisa’ y ‘Romaña’, dos de los cabecillas de las disidencias de las extintas Farc denominadas como la Segunda Marquetalia.
Aunque aún no hay una confirmación oficial de esas muertes, ni pronunciamiento de ese grupo desertor liderado por Iván Márquez ni de Caracas, lo que sí se conoció fue una foto que según se informó era el cadáver de Romaña, y desde el director de la Policía hasta el Presidente de la República han hecho comentarios al respecto.
Este panorama para la Segunda “Narcotalia”, como frecuentemente es renombrada por los altos mandos nacionales, tiene de fondo además la reciente inclusión que le hicieron los Estados Unidos en la lista de organizaciones terroristas, en simultánea con la salida de ese documento de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, en un mensaje expresado por parte de la administración de Joe Biden en el quinto aniversario de la firma de la paz.
Y el pasado 17 de mayo cayó, también en el vecino país, Jesús Santrich, en medio de señalamientos de los desertores de que un comando del Ejército irrumpió en Venezuela para asesinarlo, mientras que Bogotá se fue por la versión de que pudo tratarse de un grupo de mercenarios o de disputas entre las mismas o con otras disidencias por las rentas criminales. Más o menos las mismas hipótesis que se tejen alrededor de lo ocurrido con ‘el Paisa’ y ‘Romaña’.
EL HERALDO consultó a analistas en seguridad y conflicto sobre cómo queda ahora la Segunda Marquetalia sin estos mandos y al parecer solo con Iván Márquez a la cabeza.
Andrés Bernal, experto en conflicto seguridad y defensa, señala que “sin tener aún confirmación plena de sus muertes, se podría decir que la fuerza pública logra un nuevo golpe a la criminalidad. No obstante, todo apunta a que la muerte de quienes fueran dos de los guerrilleros más violentos de las Farc y responsables de las pescas milagros que sufrieron los colombianos en la década de los noventa, se deba a venganzas y traiciones al interior de la llamada Segunda Marquetalia”.
Agrega el catedrático de la Universidad La Gran Colombia que “el control del negocio de la cocaína está a flor de piel, y la reconfiguración de los vacíos de poder que dejó la salida de las Farc después del acuerdo de La Habana solo ha recrudecido la lucha a sangre y fuego por el control de estas economías ilegales: Quienes otrora fueran las grandes figuras ideológicas y carismáticas del más grande grupo guerrillero se convirtieron hoy en objetivos militares de las mismas disidencias”.
A su vez, César Niño, Ph. D. en seguridad y defensa nacionales, indica que estas muertes dan una idea de “lo que pasa con las Farc contemporáneas”, porque, agrega, “la Segunda Marquetalia no es nada más que una agrupación criminal que se convirtió en binacional”.
Y añade el profesor de la Universidad de La Salle: “Lo que estamos es esperando las reacciones del gobierno de Nicolás Maduro por haber sido bajas en territorio venezolano. Seguramente no se harán esperar, estarán haciendo cálculos los altos mandos y la alta política de Caracas, pero esto ahondara más en la tensión que hay entre Bogotá y Caracas”.
Entre tanto, John Marulanda, presidente de Acore, la Asociación Colombiana de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, advierte que “lo que es evidente de esta seguidilla de noticias es que la Segunda Marquetalia se ha quedado sin jefes. No vemos en los archivos que hemos revisado en Acore quién pueda ser, de los que subsisten en esa organización, el reemplazo de esos dos nombres, al menos en conocimiento, experiencia y capacidades. Es una pérdida irremplazable para este grupo narcoterrorista, que se debilita en grado sumo y que solo queda con Iván Márquez, cuyo paradero y situación es desconocida hasta el momento”.
Pone de presente así mismo el consultor en seguridad y defensa que “lo que hemos concluido es que esas muertes han sido causadas por las disidencias del Frente 10, Gentil Duarte y Martín Caballero: esos son los que dominan y controlan ahora todo el Apure. Recuérdese que de allá sacaron al Ejército Bolivariano derrotado”.
Bernal comenta que si toda la información de esta semana resulta ser cierta y ‘el Paisa’ y ‘Romaña’ “fueron abatidos por traiciones al interior de su propia tropa, de la Segunda Marquetalia solo quedaría Iván Márquez, ahora sin poder y sin confiar en nadie, perseguido no solo por la fuerza pública, sino por las propias disidencias que alguna vez comandó”.
Marulanda observa que pudo ser Márquez el posible causante a la postre de las dos muertes recientes en la Segunda Marquetalia, por “la intromisión de este grupo, con Márquez, que tenía cazada una pelea con Gentil Duarte, y eso condujo a esto: una pelea que viene desde el año pasado, cuando las fuerzas militares venezolanas desalojaron unas unidades de Gentil Duarte de la región de El Nula a solicitud de Márquez, y ahora Márquez con esos campamentos que dicen que tenía en Arauca pues estaba metido en territorio enemigo y esas son las consecuencias”.
Niño llama la atención al respecto acerca de que “según información que se ha conocido por diferentes medios de comunicación, Márquez pudo haber estado muy cercano a estos objetivos que murieron en los últimos días”.
Y Vicente Torrijos, profesor de ciencia política, considera que “es normal que Márquez permanezca en Cuba y Venezuela al mismo tiempo. (Miguel) Díaz-Canel –presidente de Cuba– y Maduro lo protegen tanto a él como a su socio natural, el Eln. Lo que tendrá que hacer ahora es conciliar con Gentil Duarte para superar la guerra que los desangra. Maduro los protege a ambos, pero no puede resolver todos los conflictos que ellos tienen. Sin embargo, Maduro seguirá prestando sus buenos oficios como amigable componedor, como mediador con fuerza tanto física como moral para lograr, y casi que imponer, un acuerdo”.
Para Bernal lo sucedido demuestra que “ya no tiene sentido enarbolar las banderas de la lucha guerrillera que caracterizó a las Farc. Gentil Duarte y el Bloque Suroriental son conscientes de que la presencia de Ivan Márquez y los hoy muertos en similares circunstancias, Jesús Santrich, El Paisa y Romaña, solo ponen en riesgo el control que estos tienen sobre el negocio de la cocaína”.
Al mismo tiempo, Niño analiza que “las dadas de baja de los disidentes de las Farc, alias el Paisa y Romaña, en territorio venezolano demuestran en primer lugar que estos hombres abatidos son la ‘removilización’ o los disidentes que lograron de una u otra manera apartarse del proceso de paz con el gobierno colombiano que comenzó en 2016”.
Y, en efecto, agrega, “esto se da con una coincidencia política y diplomática de gran envergadura, que tiene que ver con la desvinculación de la lista de terroristas del extinto grupo Farc por parte de Washington, y esto además con el anuncio que hace Joe Biden y que da una luz verde para proteger el acuerdo de paz, a los miembros que se acogieron al acuerdo, a los exlíderes guerrilleros en tránsito a la vida civil, como es el caso de Timochenko, Carlos Lozada y otros tantos que hacen parte hoy del juego político legítimo y legal colombiano versus los que continúan, por supuesto, en la ilegalidad, como en el caso de estos sujetos dados de baja”.
Por ello, concluye, “esto le da mayor impulso a la vida legal y legítima de los excombatientes de las Farc, es decir que un acuerdo de paz en esta oportunidad se convierte en el garante y en la tabla de oxígeno para que los excombatientes transiten por una vida civil”.
Torrijos cree que podría pensarse que tras la inclusión formal en la lista de organizaciones terroristas de los EE. UU. y con las recientes bajas de ‘el Paisa’ y ‘Romaña’, así como de Santrich, las Farc están debilitadas y a punto de desaparecer, “pero es todo lo contrario: primero que todo las Farc siguen siendo las mismas Farc de siempre, las que negociaron en La Habana con Márquez y siguen hoy comandadas por Márquez llamándose no Segunda Marquetalia ni Narcotalia, sino Farc-EP, es decir siguen teniendo la misma línea histórica y la misma fortaleza política, militar y también económica que siempre han tenido”.
Por ello, resuelve, “siguen teniendo tres elementos que son los fundamentales para hablar de la capacidad de una organización insurgente: primero, cuentan con una maquinaria, organización que como ya está claro se ha expandido por todo el territorio nacional, copando los vacíos que las antiguas Farc dejaron, que habían dejado los acuerdos de La Habana por lo menos en el papel”.
Continúa: “Segundo, tienen unas capacidades económicas muy elevadas, eso no significa que no tengan pugnas por el control territorial o económico, las tienen en Colombia y en la propia Venezuela, porque tienen que enfrentarse a organizaciones delincuenciales organizadas como la Carlos Patiño y Gentil Duarte, y eso produce unos traumas y tiene unos costos, pero lo cierto es que tienen una estructura económica que depende del narcotráfico, de la extorsión y de las ventajas que le procura la relación con el gobierno venezolano en la movilidad y el control de algunas operaciones comerciales
Y tercero: “cuenta con algo que es muy superior a los anteriores: el apoyo incondicional, abierto, de dos potencias regionales que son Venezuela y Cuba, y a las que habría que agregar Nicaragua, pero si antes ese apoyo era matizado, ideológico, un apoyo a nivel de representación y diplomacia, ahora se trata de un apoyo físico y que tiene que ver con asentamiento territorial, movilidad, control de áreas, guardias pretorianas del propio régimen de Maduro y con lo cual se establece un triángulo con las Farc, el Eln y la unidad entre Cuba y Venezuela. Es decir, es una unidad que no solo se basa en los espíritus, sino que se refleja en un apetito de poder sobre Colombia primero y luego para mantener intacta la propia revolución bolivariana”.
Concluye en este sentido: “No veo ningún síntoma de debilidad más allá de un altibajo”.
Fuente, El Heraldo
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