Para los moradores es inconcebible que primero hubieran construido un oleoducto que un acueducto.
En Hato Corozal, municipio del norte de Casanare, mil familias de 14 veredas se quedaron sin agua por el intenso verano.
Cuando llueve recogen el agua para consumo y aseo personal, como el caso de un pozo profundo de 12 metros, que sus vecinos usan como alternativa para extraer el agua para el consumo humano, para lavara y para darle de beber a los animales.
En el hospital del pueblo, los enfermos deben aguardan para que los atiendan porque se están afectado por varias enfermedades.
Alexander Guerrero, corresponsal de Caracol Noticias recorrió la zona y se encontró con un panorama de sed, sequía y abandono estatal.
